transculturización en el salvador

El Salvador es un país en donde la cultura propia ya no vale nada, la sociedad se encuentra inmersa en un mundo de consumismo y globalización.

La transculturización es un hecho que ya no se puede ocultar en El Salvador, la globalización en los últimos años ha sido tal que de alguna manera ha logrado sustituir nuestras costumbres y paradigmas por adoptar culturas externas, en su mayoría de Estados Unidos y otros países europeos.

Muchos se preguntan si ¿Es posible escapar de esta globalización que cada día consume más a nuestra juventud salvadoreña?, a mi punto de vista es de valorar que actitudes son dignas de imitar de otros países y cuáles no; necesariamente no todo es malo, podemos escoger entre las costumbres o avances tecnológicos que podríamos imitar en nuestra sociedad y cuáles no. ¿Por qué no inclinarse por las costumbres que podrían servir para hacer de nuestro país una mejor nación?, por ejemplo, reformas educativas, reformas institucionales, modelos económicos, entre otros, y así crear un equilibrio.

En cambio, adoptamos modas de vestir, géneros musicales, lenguaje, entre otros. Ocasionando que en vez de incentivar el desarrollo, generamos que nuestro país sea dependiente de las costumbres y tradiciones del extranjero. En mi opinión, lo más lamentable es que muchos adoptamos la “cultura del consumo”.

Hace más o menos un año, un grupo de personas originarias de un pueblo de Izalco llegaron de visita a mi universidad, lo sorprendente de ellos era que aun conservaban las costumbres mayas; tanto como rituales, alimentación, vestimentas. Pero ellos expresaban que ante el gobierno “no existían”, ni siquiera podían contar con una identidad, pero ¿Por qué razón? ¿Acaso ellos tienen algo diferente al resto de personas? ¿Acaso es un delito conservar las costumbres de nuestros antepasados?, cuando me hacía todas estas preguntas en mi mente, decidí conversar con uno de ellos. Según comentaba, no podían contar con identidad propia debido a que eran considerados un grupo “no urbanizado”, su territorio poco a poco ha sido penetrado por civilizaciones urbanizadas.

Admiro muchísimo los proyectos que realiza la Universidad Tecnológica de El Salvador por conservar estas civilizaciones indígenas que son parte de la cultura salvadoreña, he incluso, Morena Magaña, quien es catedrática de la universidad, promueve proyectos de impartir clases de lengua náhuatl.

Los principales causantes de la falta de cultura en El Salvador no es el gobierno, no son los países exteriores que constantemente bombardean con su cultura del consumismo, entonces ¿Quiénes son los principales causantes de esta problemática?, con todo respeto y sin ofender a nadie, los únicos culpables somos nosotros como sociedad, porque no aprovechamos la oferta cultural que existe actualmente a nivel nacional, tenemos serios problemas de identidad.

Yo soy testigo que en el país existe un gran talento por la literatura que impulsa la cultura salvadoreña, hace poco también tuve la dicha de hablar con un gran poeta, su nombre es Elmer Menjívar, autor de diversos libros que en su contenido se puede encontrar una gran diversidad de poesía. Me di la tarea de sentarme a leer cada párrafo de ese libro, y mientras lo hacía, me dio una sensación de admiración, al ver tal creatividad para redactar, pero a la misma vez me da tristeza cuando reflexiono acerca de todo el talento que se desperdicia, al no darle valor ni importancia, muchos lo consideran como una profesión que no genera ingresos.

Es difícil poder plantear una solución a esta problemática, a mi criterio esto tiene su raíz desde la conquista de los españoles, estamos acostumbrados a denigrar el producto hecho en El Salvador y utilizar únicamente lo hecho en países internacionales ¿Acaso el tener productos hechos en otros países nos hace más importantes?

La cultura en El Salvador no tiene futuro, no hagan de esto un punto a debatir entre varios partidos políticos y al final ninguno actúa por intentar rescatar nuestras raíces. Un país dependiente de la economía de Estados Unidos hace imposible tener una identidad propia.